12 iconos son el polo del Geoparque Mundial Imbabura de la Unesco
Escrito por Editor el 3 agosto, 2019
José Luis Rosales Redactor (F-Contenido Intercultural)
El valle de Angochagua, en el suroriente de Ibarra, parece una postal visto desde Muchanaju Rumi (las piedras que se besan, en español). Se trata de un mirador natural considerado un patrimonio de las comunidades kichwas de la zona. Angochagua es uno de los 12 íconos priorizados en una primera fase del Geoparque Mundial Imbabura de la Unesco. Así lo explica Carlos Merizalde, responsable del proyecto que maneja la Prefectura. Los otros sitios son los valles del Chota y de Íntag, la geomorfología de Pimampiro, los lagos San Pablo, Cuicocha, Yahuarcocha y Cubilche, las termas de Chachimbiro, Salinas y los complejos volcánicos Imbabura y Cotacachi. Dentro del conjunto, Muchanaju Rumi tiene una belleza singular.
En medio de la montaña, tapizada por pajonales y plantas de mora y achupallas, resaltan rocas que parecen emerger de la superficie. Los aventureros pueden acceder al lugar tomando un sendero que tiene gradas y pasamanos de madera, construidos por la parcialidad de Angochagua, como parte del plan turístico comunitario. El último atractivo instalado en la montaña, a pocos metros del abismo, es un columpio gigante. Ahí los visitantes pueden sentir la adrenalina al balancearse en el vacío. Desde ese sitio se aprecian los cultivos de maíz, trigos y pastos. También se observan los volcanes Imbabura y Cayambe. Este imán natural ha permitido desarrollar varios emprendimientos productivos, explica Gladys Potosí, integrante del Cabildo de Angochagua. Los fines de semana, por ejemplo, hay paseos que ascienden a las montañas dirigidos por guías nativos.
Mientras tanto, en la plaza principal de la parroquia, frente a la Iglesia, se ofrecen platillos de la cocina local como papas con berro, choclos con queso, champús, entre otros. Otro de los geositios de interés es la parroquia de Salinas, cuya Ruta del Tren de La Libertad destaca entre las alternativas turísticas de la zona. El poblado afroecuatoriano cuenta con centros recreativos y gastronómicos levantados para recibir a los turistas. También se han formado guías nativos y grupos de danza, señala Eduardo Rojas, presidente de la parroquia. En tanto, la variedad de atractivos naturales y las etnias que habitan en Cotacachi le dan una característica única. La laguna de Cuicocha, situada en la zona de la Reserva Cotacachi-Cayapas es uno de los polos turísticos que ha sido valorado en este proceso. Unas 209 121 personas visitaron en 2018 este paraje natural.
Hasta junio del 2019 de este año fueron 106 767 viajeros. En la ‘geolista’ también figuran los balnearios de agua termal, situados en Urcuquí. Pablo Pareja, gerente de la Empresa Pública Cachimbiro, señala que la importancia del sector radica en los 170 000 visitantes que reciben cada año. Los Geoparques Mundiales de la Unesco son una oportunidad para el reencuentro del patrimonio geológico, natural y cultural de cada pueblo. Pedro Cabascango, integrante de la Red de Profesionales de Turismo, resalta también iniciativas de turismo místico. “Hay viajeros que llegan a Imbabura para participar en los rituales y limpias”.
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